Qué es la Obediencia
La obediencia es la acción de obedecer, especialmente en contextos u organizaciones jerárquicas. Consiste en el cumplimiento de un mandato, norma u orden, y se manifiesta como la disposición a acatar instrucciones establecidas por una autoridad, ya sea por convicción, por respeto o por imposición.
Este comportamiento resulta esencial para la organización de la sociedad. Permite la convivencia, el mantenimiento del orden y el cumplimiento de las reglas en distintos ámbitos, como la familia, la educación, la religión o el trabajo. Sin embargo, la obediencia también puede plantear dilemas éticos, sobre todo cuando entra en conflicto con los valores personales o con los derechos humanos.
A lo largo de la historia, el acatamiento ciego de órdenes ha llevado a cometer injusticias y atrocidades, lo que ha impulsado el debate sobre hasta qué punto es legítimo obedecer sin reflexionar.
En psicología, estudios como el famoso experimento de Milgram demostraron cómo las personas pueden seguir órdenes incluso en contra de su moral, subrayando la importancia del pensamiento crítico y la responsabilidad individual en la toma de decisiones.
La obediencia puede ser considerada como una virtud, cuando favorece el bien común y la armonía social, o como un riesgo, cuando impide el desarrollo de la autonomía y fomenta la sumisión irreflexiva. Por ello, es un tema complejo que requiere un análisis profundo desde distintas perspectivas.
Tipos de obediencia
Obediencia a Dios en la Biblia
En el contexto religioso, la obediencia es uno de los valores fundamentales de la fe. Para muchas religiones, obedecer a Dios significa aceptar su voluntad, seguir sus enseñanzas y cumplir sus mandamientos, no solo como un deber, sino como un acto de amor y confianza.
En la tradición cristiana, la obediencia aparece como un eje central tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. Desde los primeros libros bíblicos se enseña que obedecer a Dios trae bendición y vida, mientras que la desobediencia conlleva consecuencias negativas. Por ejemplo, el libro del Deuteronomio dice:
«Y será que, si obedeciereis atentamente mis mandamientos que os ordeno hoy… yo daré la lluvia de vuestra tierra a su tiempo, la temprana y la tardía…» (Deuteronomio 11:13-14).
Jesús también subraya esta idea al vincular la obediencia con el amor:
«Si me amáis, guardad mis mandamientos.» (Juan 14:15)
Asimismo, la obediencia se presenta como una muestra de fe activa:
«Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma.» (Santiago 2:17)
«Sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos.» (Santiago 1:22)
La obediencia a Dios implica también reconocer su autoridad por encima de cualquier otra. En el libro de los Hechos, Pedro afirma ante el Sanedrín:
«Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres.» (Hechos 5:29)
En la tradición cristiana, esta actitud no se entiende como una imposición ciega, sino como una respuesta libre y consciente al amor divino. Por eso, la obediencia se asocia a la humildad, la confianza y la disposición a seguir el camino que Dios propone, incluso cuando no se comprende del todo.
En las órdenes religiosas católicas, por ejemplo, el voto de obediencia (junto con la castidad y la pobreza) es uno de los tres consejos evangélicos. Este voto supone aceptar la autoridad de los superiores como parte del servicio a Dios y a la comunidad.
Obediencia jerárquica u obediencia debida
La obediencia debida es la obediencia que se presta al superior jerárquico y que funciona como eximente de responsabilidad al ejecutor de la orden si supone cometer un delito.
En Derecho Penal, esta situación exime de responsabilidad penal por delitos cometidos en el cumplimiento de una orden impartida por un superior jerárquico.
En una organización militar como el ejército, en el que existe una estructura jerárquica, se utiliza este término. Este concepto puede llegar a ser polémico.
Por ejemplo, en Argentina se aprobó una ley en 1987 llamada Ley de Obediencia Debida. Establecía que los delitos cometidos por los miembros de las Fuerzas Armadas durante los años 1970 y 1980 no eran punibles por haber actuado siguiendo la obediencia debida.
Obediencia consciente
La obediencia consciente tiene lugar cuando una persona decide acatar una norma o una orden después de reflexionar sobre su validez, utilidad o impacto. En este caso, la obediencia no surge del miedo ni de la imposición, sino de la convicción de que seguir la instrucción es lo correcto o lo más beneficioso.
Un ejemplo sería cumplir con las leyes de tránsito no solo para evitar una multa, sino porque se comprende que contribuyen a la seguridad vial.
Obediencia inconsciente o ciega
La obediencia ciega consiste en seguir órdenes sin cuestionarlas ni analizarlas, simplemente porque provienen de una figura de autoridad. Esta clase de obediencia puede ser peligrosa, pues, sin que la persona se detenga a evaluar sus consecuencias, puede llevar a cabo acciones perjudiciales.
Un ejemplo clásico es el experimento de Milgram, donde participantes administraban descargas eléctricas a otros solo porque una autoridad se los indicaba, sin importar el daño causado.
Vea también Sumisión.
Cómo citar: Significados, Equipo (24/09/2025). "Qué es la Obediencia". En: Significados.com. Disponible en: https://www.significados.com/obediencia/ Consultado:
