Relieve (geografía)
El relieve es el conjunto de formas que sobresalen sobre una superficie. En el contexto de la geografía, se refiere a las diversas formas y desniveles que presenta la superficie de la corteza terrestre.
El relieve terrestre presenta una gran variedad de formas y características que dependen de su origen y de los procesos que lo moldean. Con distintos desniveles, formas o irregularidades, es un factor fundamental para los estudios del clima, la hidrografía, la distribución de la vegetación y la ocupación humana del territorio.
Los accidentes geográficos que presenta el relieve continental se clasifican principalmente en:
Formaciones montañosas: cordilleras, montañas, sierras.
Llanuras: extensas áreas planas o ligeramente onduladas.
Depresiones: áreas hundidas respecto al terreno circundante (valles, cuencas).
Mesetas: superficies elevadas con cima plana.
Colinas: elevaciones de menor altura que las montañas.
Las formas del relieve son el resultado de la acción conjunta de procesos internos y externos. Algunos procesos internos son los movimientos de las placas tectónicas y la actividad volcánica y sísmica. Entre los procesos externos encontramos la erosión causada por el viento, el agua (ríos, mares, glaciares) y el clima.
Algunos tipos de relieve también se pueden formar como consecuencia de la actividad humana. Por ejemplo, en la explotación y uso del espacio natural por la actividad minera o la ejecución de obras de ingeniería, como la construcción de obras civiles: ciudades, autopistas, puentes, entre otros.
El relieve, además, tiene una gran influencia en factores como la temperatura, la precipitación y los vientos. La temperatura disminuye a medida que aumenta la altitud, por eso las montañas tienen climas más fríos que las llanuras. El relieve puede canalizar, desviar o frenar los vientos, generar microclimas específicos, y determinar los tipos de ecosistemas y vegetación presentes en una región.
Características del relieve
El relieve está en constante cambio debido a los procesos internos y externos que lo transforman con el tiempo.
Incluye una amplia diversidad de formas como montañas, llanuras, mesetas, valles, cañones, acantilados y depresiones.
La distribución de las formas del relieve en el planeta no es uniforme. Por ejemplo, las montañas suelen agruparse en cordilleras, mientras que las llanuras predominan en áreas alejadas de los límites tectónicos.
El relieve varía en altitud y profundidad. Desde los picos elevados (como el Everest, con 8.848 m) hasta las fosas oceánicas más profundas (como la Fosa de las Marianas, con 11.000 m).
El relieve tiene una gran influencia en el clima. En la formación de microclimas y en el régimen de lluvias y temperaturas de una región.
Formas de relieve: tipos y ejemplos
Entre las formas de relieve hallamos el continental, costero y oceánico.
Relieve continental
El relieve continental es la parte de la corteza terrestre que se encuentra por encima del nivel del mar. Se manifiesta en diversas formas, como:
- Cordilleras: como los Andes o el Himalaya.
- Llanuras: como la Pampa argentina.
- Mesetas: como el Altiplano andino.
- Depresiones: como el Valle del Rift.
- Valles, cañones, dunas y acantilados: ejemplos más específicos de formas menores.
Relieve costero
El relieve costero es la parte del relieve continental en contacto con el mar. Sus principales formas son:
- Acantilados: costas elevadas y abruptas.
- Playas: zonas llanas de arena o guijarros.
- Deltas y estuarios: formaciones en la desembocadura de ríos.
Relieve oceánico
El relieve oceánico abarca las formas bajo el nivel del mar, como:
- Talud continental: descenso abrupto después de la plataforma continental.
- Dorsales oceánicas: cadenas montañosas submarinas (como la Dorsal Mesoatlántica).
- Llanuras abisales: extensas áreas planas a grandes profundidades.
- Fosas oceánicas: depresiones profundas, como la Fosa de las Marianas (11.000 m).
Vea también: Tipos de relieve e Hidrografía
Procesos de formación del relieve
El relieve terrestre se forma y modifica constantemente debido a procesos internos y externos responsables de transformar las diferentes formas del paisaje.
Procesos internos (endógenos)
Se originan en el interior de la Tierra y están relacionados con la actividad tectónica y volcánica. Entre los más importantes se encuentran:
- Movimientos tectónicos: el desplazamiento y choque de las placas tectónicas dan lugar a la formación de cordilleras, fosas oceánicas y fallas.
Ejemplo: la cordillera de los Andes. - Actividad volcánica: las erupciones de magma y lava pueden dar lugar a islas volcánicas o mesetas basálticas.
Ejemplo: el volcán Mauna Loa en Hawái. - Sismos: los terremotos pueden modificar el relieve al generar fracturas, deslizamientos o hundimientos del terreno.
Procesos externos (exógenos)
Son los procesos que ocurren en la superficie terrestre debido a agentes como el agua, el viento, el hielo y la actividad humana. Estos procesos desgastan, transportan y depositan materiales, dando lugar a la modificación del relieve. Destacan:
-
Erosión: el desgaste de rocas y suelos por el paso del agua (ríos, lluvias, mares), el viento y los glaciares.
Ejemplo: el Cañón del Colorado. -
Sedimentación: la acumulación de materiales transportados por el agua, el viento o el hielo.
Ejemplo: los deltas de los ríos. -
Desgaste químico: la disolución de rocas por efecto del agua y sustancias químicas.
Ejemplo: la formación de cuevas de piedra caliza.
Ver también: Paisaje y Geografía.
Referencias:
- Strahler, A. N., & Strahler, A. H. (1991). Geografía física. Estudios Geográficos, 52(202), 187.
- Derruau, M. (1986). Las formas del relieve terrestre, Barcelona, Masson.
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