Apolo (dios griego)
Apolo es el dios griego de las artes, de la sanación y de las profecías. Es uno de los dioses olímpicos de la segunda generación, hijo de Zeus y Leto y hermano gemelo de la diosa Artemisa. También se le conoce por los nombres de Febo y Liceo y desempeña un papel destacado en la mitología y en la sociedad griega.
En su origen, era el dios protector del ganado y de la curación. También se le suele identificar con Helio (el Sol). Su culto estaba muy extendido por toda Grecia y por las ciudades de Asia Menor. Sin embargo, hay dos ciudades donde el culto a Apolo adquiere una categoría especial: Delos, donde nació, y Delfos, donde se encontraba su oráculo.
Su imagen es muy característica y representaba el ideal de belleza masculino: un joven alto y apuesto, de hermosas facciones, imberbe y con hermosos cabellos rizados. En ocasiones iba acompañado de las Musas, su cabeza porta una corona de laurel y en una de sus manos lleva una lira.
Otros emblemas de Apolo son el arco como arma, el trípode, que consagró a santuario de Delfos y sobre el que la Pitia emitía sus adivinaciones, y el Peán, un himno dedicado a la figura del dios.
Nacimiento e historia de Apolo
Apolo nació de la unión entre Zeus y Leto. Según la mitología, Leto tuvo que vagar por diferentes ciudades buscando un lugar donde dar a luz. Hera, resentida y celosa por la infidelidad de su marido, Zeus, se dedicó a prohibir a las ciudades que ofreciesen refugio a Leto para el parto.
Después de mucho vagar, Leto obtuvo amparo en una isla inhóspita que posteriormente recibió el nombre de Delos, y allí consiguió dar a luz. Debajo de la única palmera de todo el lugar, nacieron Artemisa y Apolo, de hecho la diosa ayudó a su madre en el alumbramiento de su hermano.
El Himno homérico a Apolo indica que fue un niño muy precoz y que jamás fue amamantado, ya que recibió néctar y ambrosía, alimentos de los dioses, que simbolizan su naturaleza divina e inmortal.
Pasajes de la mitología de Apolo
A pesar de ser uno de los dioses más valorados y respetados del panteón grecolatino, su presencia en la mitología está plagada de desgracias. Veamos algunos de los pasajes mitológicos más relevantes sobre Apolo.
Apolo y Dafne
Existen varias versiones en torno a este pasaje mitológico. Uno de ellos indica que Cupido sacó dos flechas: una hacía surgir el amor, y la otra, el desdén. La primera fue disparada contra Apolo, y la segunda, contra la ninfa Dafne. Esto provocó que el dios se enamorara de la ninfa, mientras que ella sentía rechazo por él.
Dafne huyó del dios, pero Apolo la persiguió hasta que la ninfa, exhausta, pidió la ayuda de su padre, Peneo, quien la convirtió en laurel.
Por ese motivo, la planta del laurel es uno de los símbolos de Apolo.
Padre de Asclepio
Apolo también fue un dios sanador, y Asclepio, el dios de la medicina, fue su hijo. La madre de Asclepio, Corónide, dio a luz durante un viaje y abandonó al recién nacido.
Apolo entregó a su hijo al centauro Quirón para que se encargara de su educación. Con él, aprendió el arte de la medicina y se hizo un reputado médico. Tuvo la osadía de resucitar a Hipólito (hijo de Teseo), por lo que fue castigado a muerte por Zeus por romper el orden natural.
Apolo, que no pudo oponerse a la muerte de su hijo, mató a los Cíclopes como venganza. Zeus lo expulsó y condenó a vivir como un mortal, estando al servicio del rey Admeto, cuidando sus rebaños bajo la forma de pastor.
Ver también Zeus (dios griego) y Hera (diosa griega).
Muerte de Jacinto
Jacinto era un joven apuesto, amante de Apolo e hijo de un rey espartano. En una ocasión, Jacinto y Apolo estaban compitiendo en lanzamiento de disco, cuando el disco del dios rebotó con la mala fortuna de golpear la sien del joven.
Otra versión cuenta que Céfiro, el viento del este, también estaba enamorado de Jacinto, por lo que, celoso, hizo que el viento cambiara la trayectoria del disco de Apolo.
Apolo, al no poder resucitar a su amante, lo transformó en la flor del jacinto.
Apolo y Marsias
Marsias era un sátiro virtuoso de la flauta que retó a Apolo en una competición musical. Apolo aceptó, pero puso una dura condición: que el vencedor pudiera hacer lo que quisiera con el perdedor.
Se dio inicio a la competición, con las Musas como jueces del evento. Apolo puso su lira al revés y la tocó, retando a Marsias a que hiciera lo mismo con la flauta. El sátiro, incapaz de hacerla sonar, perdió el concurso.
Apolo lo ató a un árbol y, en un ataque de crueldad, lo desolló vivo.
La Guerra de Troya
En este conflicto, tomó partido por el bando troyano. Homero, en la Ilíada, se refiere a él numerosas veces como el Flechador, ya que con sus flechas causaba la peste en el enemigo. Al respecto, este rasgo parece indicar que, en su origen, se relacionara a Apolo como un dios destructivo, capaz de causar pestes y plagas con sus flechas.
Apolo y el Oráculo de Delfos
El Oráculo de Delfos es el lugar donde iban los peregrinos para conocer el futuro. Su importancia tiene una doble vertiente: el mitológico y el histórico. Aunque una es consecuencia de la otra, el impacto del Oráculo de Delfos en la sociedad griega es relevante: a él acudían reyes y nobles para saber los designios de sus polis (ciudades estado) y los suyos propios, entre otros asuntos.
Al poco de nacer, Apolo vagó por diferentes lugares de Grecia buscando un lugar para erigir el oráculo. En uno de ellos, la ninfa Telfusa se negó a compartir el lugar con él y le indicó que fuera hasta el monte Parnaso.
La intención de la ninfa era llevar a Apolo hasta la muerte, ya que el lugar indicado estaba custodiado por una serpiente (o dragón) llamada Pitón. Apolo logró matar al monstruo a flechazos.
Tras vengarse de Telfusa transformándola en fuente, se paró a pensar en los sacerdotes para su oráculo cuando vio pasar un barco. Apolo se transformó en delfín y saltó a la cubierta, desviando el barco de su ruta original para llevarlo a Crisa, cerca de Delfos. Allí adquirió su forma original y ordenó a la tripulación que se le adorara con el nombre de Apolo Delphinios.
La Pitonisa o Pitia era la sacerdotisa que profería los oráculos. Para pronunciarlos, entraba en estado de trance, y en el fragor del éxtasis emitía sus predicciones. Esto tenía lugar sobre una grieta a través de la cual salían vapores y en un ambiente de penumbra.
La Pitonisa debía mantenerse virgen, ya que su vida estaba consagrada a Apolo.
Vea también:
BIBLIOGRAFÍA
Hard, Robin. (2004). El gran libro de la mitología griega. Madrid. La esfera de los libros.
Humbert, Jean. (2017). Mitología griega y romana. Barcelona. Editorial Gustavo Gili.
Cómo citar: Muriel, Tomás (09/01/2025). "Apolo (dios griego)". En: Significados.com. Disponible en: https://www.significados.com/apolo/ Consultado: