Equilibrio
El equilibrio es el estado que un cuerpo alcanza cuando la suma de todas las fuerzas y momentos que actúan en él se contrarrestan. Mientras estas fuerzas se igualen, la persona u objeto no se caerá ni se tropezará, por lo que mantendrá su equilibrio.
En Educación Física, conocemos como sentido del equilibrio la facultad fisiológica por la que percibimos nuestra posición en el espacio y somos capaces de mantenernos en pie.
El solo hecho de caminar es un ejemplo claro de equilibrio. Cuando somos bebés y damos nuestros primeros pasos, aún no tenemos buen sentido del equilibrio, y por ello nos caemos. Conforme más caminamos, más entendemos cómo balancearnos y mantenernos en pie, por lo que ganamos en equilibrio.
En un objeto, el equilibrio viene influenciado solamente en la suma de fuerzas y momentos. En una persona, en cambio, puede verse afectado por otros factores, como la salud o nuestro estado mental y emocional. Asimismo, podemos hablar de diferentes tipos de equilibrio, los cuales abordamos a continuación.
Tipos de equilibrio
Podemos hablar de tipos de equilibrios con dos enfoques diferentes. Por un lado, existe el equilibrio según la ausencia o presencia de movimiento. En este sentido, podemos clasificar los tipos en equilibrio estático y dinámico.
Por el otro lado, existe una clasificación basada en la fuerza necesaria para sacar un cuerpo u objeto de su estado de equilibrio. En este caso, podemos hablar de equilibrio estable, inestable o indiferente.
Equilibrio estático
El equilibrio estático o en reposo es la capacidad de un cuerpo u objeto de mantenerse quieto, sin caerse ni cambiar de posición o postura. Este tipo de equilibrio se da cuando todas las fuerzas que inciden sobre nosotros o un objeto se contrarrestan.
Por ejemplo, si nos balanceamos sobre un pie encima de un tronco, alcanzaremos el equilibrio estático cuando mantenemos la posición sin movernos. Para ello, posicionamos el cuerpo y las extremidades de forma que nos ayude a balancearnos, y haremos la fuerza necesaria con la pierna de soporte para aguantar la posición.
Equilibrio dinámico
El equilibrio dinámico o en movimiento dista del estático en que actúa cuando el cuerpo u objeto se mueve sin tropezar o caerse. Este tipo tiene que ver con mantener una posición erguida o en pie mientras nos desplazamos, caminamos o corremos. En este sentido, es clave controlar nuestro centro de gravedad para evitar desequilibrarnos y caernos.
Por ejemplo, los patinadores con años de experiencia son excelentes en el equilibrio dinámico, pues saben cómo posicionarse e inclinar su cuerpo en todo momento. Son capaces de realizar saltos, ir por rampas y hacer trucos variados sin perder el control del monopatín ni el balance.
Equilibrio estable
El equilibrio estable da lugar cuando una persona u objeto se encuentra en una posición o estado de equilibrio difícil de cambiar. En otras palabras, es necesario aplicar mucha fuerza para desequilibrar la persona u objeto.
Imaginemos una persona tumbada en el suelo. Como ya está acostada, es muy difícil que pierda su equilibrio, es decir, que se caiga al recibir fuerzas externas. Podemos hacer que ruede o mueva por el suelo, pero no se caerá ni se tropezará.
Equilibrio inestable
El equilibrio inestable es cuando un cuerpo u objeto es propenso a caerse y perder el equilibrio, por lo que solo hace falta aplicar un poco de fuerza para desequilibrarlo. Por ejemplo, si la persona está parada sobre un solo pie, un pequeño empujón puede bastar para que pierda el equilibrio.
Equilibrio indiferente
El equilibrio indiferente o independiente se da cuando un objeto queda siempre en equilibrio sin importar su posición o las fuerzas externas. Un ejemplo son las pelotas, pues una pelota se mantiene en equilibrio aunque se le apliquen fuerzas externas, pues no puede caerse ni inclinarse.
Factores que afectan al equilibrio
Existen algunos factores que ayudan a que una persona u objeto mantenga su equilibrio, mientras que otros lo merman. Los factores más notables son:
- La salud de la persona, en especial si tiene una enfermedad o infección que afecta al oído o al cerebro. Tanto el oído como el cerebro son vitales en alcanzar el equilibrio, ya que cooperan enviando y recibiendo señales para percibir el espacio y saber cómo posicionar el cuerpo.
- El estado mental y emocional de la persona. Alguien que haya tomado bebidas alcohólicas o tenga vértigo tendrá menor capacidad de mantenerse en equilibrio.
- La práctica de ejercicios que mejoran el equilibrio. Hacer yoga, deporte, gimnasia o caminar mucho son solo algunos ejemplos de actividades que nos ayudan a potenciar nuestro sentido de equilibrio.
- Tener una base de apoyo estable y amplia. Es más difícil perder el equilibrio si estamos parados sobre los dos pies que sobre un solo pie. Asimismo, un objeto alargado, como un palo, tendrá mayor dificultad de permanecer en pie que una mesa o un vehículo.
- La altura del centro de gravedad. Si el centro de gravedad está bastante cerca de la base, será más fácil que la persona o el objeto esté en equilibrio.
- La presencia de fuerzas externas. Si hay una fuerza externa de gran intensidad que nos golpea o empuja, será más fácil que perdamos el equilibrio.
- El peso de la persona u objeto. Una columna hecha de piedra de cinco metros de altura y uno de diámetro será más difícil de derribar que una silla.
Vea también:
- Capacidades físicas
- Resistencia (en Educación Física)
- Flexibilidad (en Educación Física)
- Tipos de fuerza en Educación física
- Qué es la Educación Física
Cómo citar: (14/03/2024). "Equilibrio". En: Significados.com. Disponible en: https://www.significados.com/equilibrio/ Consultado:
